En Menorca, mientras intentaba capturar la foto perfecta de Cala Macarella, decidí subirme a una roca para un ángulo único. En mi mente, parecía una idea digna de National Geographic, pero en la vida real, resbalé y caí al agua con cámara, sombrero y todo. Lo peor fue que una familia que estaba cerca decidió grabarlo todo mientras reían sin parar. Mi cámara no sobrevivió, pero al menos ahora soy la estrella de algún video viral de “turistas en apuros”.