Budapest: Perdida en un baño termal (y en mi vida)

Visitar los Baños Széchenyi era mi sueño, pero lo que no soñé fue terminar accidentalmente en la sección de hombres. Entré muy tranquila hasta que noté las miradas y las risas contenidas. Al darme cuenta, intenté salir con dignidad, pero resbalé en una baldosa mojada, lo que amplificó mi humillación. Los hombres no paraban de reír mientras yo corría roja como un tomate. Desde entonces, leo los carteles al menos tres veces antes de entrar a cualquier sitio.