Holanda: La aventura del coche congelado y la vista inexistente

Durante mi estancia de erasmus invernal en Holanda, un día cogimos el coche como de normal para ir al trabajo. Nos encontramos con una helada inesperada. Al llegar al coche, estaba completamente cubierto de hielo. Sin experiencia en estos climas, pensamos que con el limpiaparabrisas y un poco de calor bastaría. ¡Gran error!

Después de varios intentos fallidos de limpiar el cristal con nuestras manos y soplando como si fuéramos secadores humanos, decidimos avanzar “con cuidado”. La visibilidad era mínima: un pequeño agujero descongelado del tamaño de una moneda era todo lo que teníamos para guiarnos. Mientras yo conducía, mi amiga que iba de copiloto, sacó con la cabeza fuera de la ventana, gritando direcciones como si fuéramos en una película de comedia.

El momento cúspide llegó cuando, en un semáforo, saliendo del pueblo, justo antes de entrar a la ciudad, un ciclista local se detuvo junto a nosotras y nos ofreció su rascador de hielo mientras reía a carcajadas. Nos tomó varios minutos entender cómo usarlo, pero finalmente logramos descongelar el parabrisas lo suficiente para no sentir que conducíamos a ciegas.

Aunque fue un desastre absoluto, terminamos riéndonos de nuestra “aventura helada” y aprendimos que en invierno, y en holanda ¡un rascador de hielo es tu mejor amigo!